Perdida en las Montañas Aulladoras, la Fortaleza de Destellos yacía abandonada, sus salas de entrenamiento vacías, su patio cubierto de hojas y de polvo. Sobre una tarima en su templo sellado descansa un caldero de jade lleno de ceniza antigua, restos de una pira para el guerrero-poeta Xin. Durante tres generaciones, Xin enseñó a sus acólitos los Vínculos de la Llama Guardián, una serie de mantras que entrenan cuerpo y mente para las duras realidades más allá de los muros de la fortaleza. No obstante, al enseñar el camino del guerrero consiguió los rivales del guerrero; en su ocaso fue superado y asesinado. Sus seguidores se dispersaron con el viento. A pesar de que los años se convirtieron en siglos y los seguidores en descendientes, sus enseñanzas perduraron mediante sutiles susurros y manuscritos. Debido al legado del maestro, el Celestial Ardiente, aspecto del fuego, se invocó a sí mismo a la Fortaleza de Bengalas y volvió a prender la pira de ceniza. A partir de esas brasas...